CRUZANDO FRONTERAS - Andrea Miñón
Este curso se ha realizado en el centro un programa de intercambio con institutos franceses. Participamos los alumnos Alex Ochoa, Rebeca Yubero, Valeria Granada y Andrea Miñón, de 4ºB, quienes convivimos durante seis semanas con familias francesas.
El intercambio se realizó entre el 7 de noviembre y el 16 de diciembre y la región en la que estuvimos fue Poitiers. Alex estuvo en Saint Maixent l’École; Rebeca en la capital, Poitiers; Valeria, en Thouars; y yo, en Loudun. El primer día de instituto nos reunimos con nuestros tutores franceses encargados del programa para que nos enseñaran y explicaran el funcionamiento del instituto. Como cabe esperar, la primera semana fue la más dura, no solo por tener que acostumbrarte a hablar francés a lo largo de todo el día, sino también por estar con una familia ajena a la tuya. Mi familia francesa se preocupó mucho por que me sintiera como en casa y en el instituto la mayoría de profesores me dieron una agradable bienvenida. Ese primer viernes era fiesta debido al Día del Armisticio, así que algunas de nuestras familias decidieron hacer viajes para que conociéramos otros lugares en Francia. Algunos fuimos a París, otros a la Rochelle. La mayoría nos levantábamos bastante temprano para ir al instituto, por lo tanto tener un día de fiesta esa primera semana fue un alivio. Poco a poco nos fuimos acostumbrando al estilo de vida de nuestros correspondientes. Comíamos entre las 11 y 12 , lo que era bastante pronto en comparación con la hora a la que lo hacíamos en España, salíamos de clase a las 5 y media y podíamos salir del instituto en horas libres que teníamos entre clase y clase, ya que allí no había recreo. También, desde mi punto de vista, al salir más tarde del instituto y, por ello, llegar más tarde a casa, tenían menos tareas y menos temario que estudiar para los exámenes. Por otra parte, a mitad de intercambio, Valeria y yo nos enteramos de que nuestras correspondientes vivían a 20 minutos la una de la otra así que tuvimos la suerte de poder vernos un sábado. Para ambas fue genial poder hablar en español con alguien cara a cara. Es cierto que en cada uno de los cuatro institutos había otros españoles que participaban también en el programa, pero no siempre coincidías con ellos y cada uno tenía su grupo de amigos. El último día yo creo que para todos fue un poco triste aunque tuviéramos ganas de ver a nuestras familias. Hicimos amigos y después de estar con la familia francesa durante tantas semanas era extraño volver a nuestra rutina diaria.
Además, hemos preguntado a todos los alumnos que estuvieron de intercambio, ya que cada uno puede tener una opinión diferente del programa. Valeria nos destaca que las personas en Francia eran muy educadas y le pareció extraño que se saludaran con la mano y con besos tanto en el instituto como fuera de él. Rebeca coincide con Valeria y también cuenta que eran bastante educados y tranquilos y, además, que las personas eran sencillas y directas a la hora de decir algo . En mi opinión, la vida que llevé allí era completamente diferente a mi vida en España. Por ejemplo, al principio fue un poco confuso que tuviéramos que esperar a que el profesor nos diera permiso para sentarnos, era como una muestra de cortesía o respeto. Además, Alex me contó que le ocurrió algo parecido con la cortesía respecto a los profesores.
Después, vinieron a nuestro centro las alumnas francesas que, al igual que nosotros, permanecieron seis semanas, entre el 20 de febrero y el 31 de marzo. Hemos hablado con ellas para que nos den su punto de vista como extranjeras. Thaïs, mi correspondiente, me ha comentado que, para ella, los horarios son muy diferentes. Aquí, el tiempo entre la primera y última hora no es tanto como el que hay allí. Cree que, en un principio, prefiere el horario español ya que aquí salimos antes de clase y tenemos más tiempo libre por la tarde. También, mientras hablábamos con ella nos dijo “Me gusta mucho la escuela de España porque aquí toda la gente es muy amable y en Francia los profesores son menos majos”. Léonie nos contó que le ha gustado mucho la comida española, en especial la tortilla de patata. Además, preguntamos a Clémence y a Manon que dicen que gritamos mucho y hablamos rápido pero que somos bastante gentiles.
Tras todo esto, podemos decir que tanto para nosotros, los españoles, como para las francesas ha sido una experiencia inolvidable que nos ha aportado muchas cosas nuevas en diferentes sentidos y, por ello, recomendamos que si tienes la oportunidad de realizar un programa parecido la aproveches.
Comentarios
Publicar un comentario